Contenido creado por Belén Fourment
Entrevistas

So lonely

Con Marcelo Fontanini, que debuta como solista

Marcelo Fontanini, líder de Snake hace 18 años, debutó como solista con un álbum infinitamente variado que lleva su nombre. Entre el reggae, el disco y el universo del pop, dialogamos con él sobre la soledad, el despojo, los excesos y un disco "que se la banca". Por Belén Fourment.

18.10.2014 16:55

Lectura: 14'

2014-10-18T16:55:00-03:00
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Marcelo Fontanini está "súper contento" y se le nota. Con una sonrisa imborrable y una sensación de paz y de liberación acompañando cada palabra que dice, habla de su primer disco solista con la alegría de alguien que caminó bastante para hacer lo que en el fondo tenía muchas ganas. Líder de Snake hace 18 años, encontró el momento de ser y decir aquello que adentro estaba golpeando y que por obvias razones no podía dejar salir con la banda.

"Marce Fontanini", su ópera prima como solista, vio la luz hace apenas unos meses y será presentado formalmente el 6 de diciembre en la Sala Zitarrosa, por donde pasarán, junto a la banda que él califica como una "selección nacional" (Mape Bossio en batería, Pedro Alemany en guitarra, Coco García en teclados y Mateo Moreno en bajo), las 12 canciones del álbum más el bonus track y el acompañamiento visual correspondiente. "Es conmovedor saber que tanto trabajo tiene sus frutos", manifiesta.

Es que para este álbum tuvo que estar bastante solo y aprender a trabajar en ese sentido, combinar los procesos de composición y grabación con la espera de su primer hijo, Lorenzo; despojarse de todo lo que estaba sobrando y sobre todo experimentar. Mucho laburo, sí, pero si al final hay satisfacción, el peso es soportable. De eso habló con Montevideo Portal.

Decime si me podés escuchar

"Fue un trabajo largo; esa fue la diferencia entre tener una banda y ser solista, que tenés que remar casi todas las partes vos", señala Marce, quien repasa los ocho meses de preproducción con Mateo Moreno, seis más de grabación en Vivace Music y un par más de edición y mezcla: haciendo cuentas por arriba, casi un año y medio en el que también se gestó el videoclip de "Todos menos vos", de la mano de Urco Media y Robinson Lain.

El video, protagonizado por un extraterrestre, muestra las liberaciones que ha vivido Uruguay en los últimos años. La canción muestra también las liberaciones que ha vivido Fontanini, quien decidió ponerle su nombre al disco por convicción: "es una búsqueda hacia mí mismo, hacia cuál es mi camino musical". Por eso cuando alguien pone play pasa por rap, reggae, funk, carnavalito, disco y algo más, reconociendo similitudes y disfrutando diferencias: cuando uno busca sin saber qué, es demasiado lo que aparece.

"Sin duda que sentís la mochila un poco más pesada que antes porque no es lo mismo si son cuatro empujando o uno solo. Pero también tiene algo bueno: que te enseña a ir todavía más profundo adentro tuyo", reconoce sobre su nueva experiencia como solista. "Es medio exigente porque no tenés la oportunidad de equivocarte; si te equivocás vas varios pasos hacia atrás. Pero está bueno ser dependiente de uno mismo, porque en realidad era la gracia tener la oportunidad de decidir solo", admite enseguida.

Eso de solo no es tan solitario como suena; es una manera de marcar que no hay compañeros de banda a los que consultar. Sin embargo está Mateo Moreno, su productor, con quien además de compartir el momento "muy musical" (Moreno también sacó nuevo trabajo) comparte generación, escuela -No Te Va Gustar y Snake arrancaron prácticamente juntos, en 1995- y códigos.

A Marcelo la necesidad de armar un proyecto solista se le presentó de manera "natural", se lo contó a los Snake, ellos lo apoyaron, y le dio rienda suelta, sin miedo de que le pudiera quitar tiempo a alguna de las otras cosas -demasiadas- que hace. "Soy despachante de aduana, tengo Hendrix Music Bar con Diego Martino, doy clases de canto, canto en Snake y tengo el disco solista. Todo el mundo me dice: ‘¿cómo hacés? ¿Cuándo dormís?'. Pero para mí es un placer todo lo que la vida me dio la oportunidad de hacer y trato de disfrutarlo al mango y hacer lo mejor posible. No se me pasó por la cabeza dejar nada".

Cuando empezó a trabajar en el proyecto personal ya tenía algunas canciones prontas, y otras fueron surgiendo en el momento. "Muchas veces cuando te ponés a escribir tenés emociones muy fuertes. Por ejemplo, cuando compuse ‘Suicida' se refería a lo que había pasado con mi abuela, y después ver que la gente lo canta es como que pude canalizar todo eso malo y convertirlo en algo bueno. ‘Dinosaurios' también: mi primo falleció con 30 años, tenía cáncer y es una necesidad escribir preguntando, contando, como si él te estuviera escuchando. Se te hace una vía para canalizar lo que estás sintiendo transformándolo en una canción que sonoramente te agrada, y decís: hice lo que tenía que hacer", reconoce.

En este disco, las cosas se dieron igual -"uno cuenta lo que vive, lo que pasa, y cuando tenés la vuelta es cuando decís: ‘qué increíble transformar algo que te pasó en realidad'"- pero diferente, pues fue más optimista, lleno de las cosas nuevas que le están pasando a él y al mundo. "Son cosas que te empujan a escribir", afirma. En ese sentido no tuvo que cambiar su cabeza compositora: "para hacer una canción uno no está pensando en nada; está en esa historia, en un micromundo. No te separás ni te unís; no sé si es una conexión con el universo o qué, pero algo te dice que vas por el buen camino".

Foto: Eugin Core

Modern love

"Con mi novia quedamos embarazados y ese disco se compuso durante todo el período de embarazo, entonces es muy positivo, muy para arriba, representa lo que estábamos viviendo, no sólo las partes buenas sino las complicadas", cuenta. El ejemplo de las "complicadas" es "Buscando maneras", que grabó junto a su mujer María Laura, mientras ella tenía una panza enorme por la dulce espera de Lorenzo, y las hormonas y la música estaban haciendo de las suyas. "En uno de esos días complicados le dije: ‘vení, vamos a olvidarnos de todo. ¿Por qué no cantás esto a ver si dejamos el pasado atrás?', y empezó a cantar y quedó buenísimo. Y a la hora de ir al estudio fue muy especial saber que Lorenzo estaba ahí, grabando algo que va a quedar para siempre", confiesa con un tono casi místico y por demás feliz.

Más allá de esa excepción, el disco es optimista, positivo, variado pero sin extrema ambición, ya que la mezcla de estilos se dio de manera "muy natural". "La idea era romper la cadena y que venga lo que venga, que nadie pudiera decir: ‘este es tu camino'. Ojo, yo sé que un estilo musical es más asimilable para las personas, pero no me importó. Realmente creo que lo importante es hacer lo que uno siente más que lo que uno debería hacer para que a la gente le guste o para que suene en la radio. Esto fue lo que salió", afirma.

Cuando dice que no le preocupó lo que pudiera opinar un seguidor de Snake sobre escucharlo haciendo canciones disco, lo dice convencido y justificando. "Estamos en un momento en que la música está teniendo una conjunción de que todo se mezcla con todo. Antes decías: ‘mirá, éste escucha cumbia y aquel escucha metal'; ahora el mismo que escucha cumbia puede escuchar Metallica y disfrutar. Todo está cambiando muy rápido; el mundo está generalizándose y todo está más cerca de todo", analiza, resaltando la "aceleración" y la "variedad" de la vida actual. "Todos somos todo; está raro pero es así. Va a ser el final de la historia: que seamos todo en todos los rubros; sexo, música, cultura".

"Lo más importante es no encasillar. Decir que un disco es pop no significa que sea una palomeada o que no diga cosas importantes. No sé si lo pop es popular o lo popular es pop, lo que sí sé es que el pop es algo intermedio, ni muy pesado ni muy suavetón. Pero no tengo muy claro por qué la mayoría piensa que el pop es malo, porque a mí siempre me gustó y crecí escuchando MTV, y escuchás Jamiroquai, que tiene un poco de disco y una guitarra distorsionada, y es pop. Pero al final todo es música", reflexiona.

En un mundo con tantos cambios, Marcelo considera que Uruguay ha sido un país históricamente de bandas y de pocos solistas masculinos, y celebra la apertura que tuvo la escena musical para las mujeres, que estaban debiéndolo. "Este es un país que cuando viajás mirás de afuera y te das cuenta que los músicos de acá son impresionantes, que tenés una banda como Sordromo, otra como Elefante, otra como El Cuarteto de Nos y otra como El Congo Bongo. En todos los rubros tenés una súper banda. Y vas a Argentina y son todos rolinga; vas a Estados Unidos y hay millones de bandas de ska", festeja.

Sin embargo, la proliferación tiene un lado malo: "somos tan chicos que no tenemos consumo y no tenemos poder frente al mundo en cuanto a ventas, aparte de tener el problema más grande que no estamos en iTunes ni en las páginas digitales de compra. El día en que los músicos uruguayos podamos penetrar a eso digital, se va a abrir un mundo nuevo".

Foto: Eugin Core

Errante

"Yo empecé cantando con Steven Tyler; me acuerdo que era un niño y estaba cantando ‘Dream on' en el baño, no había nadie en casa y veía si podía llegar hasta allá arriba y la voz funcionaba", cuenta a Montevideo Portal. Un día, hace prácticamente un año, pasó de imitiar al líder de Aerosmith a telonear a la legendaria banda en el Estadio Centenario. "Cuando me enteré casi me muero, pasa que es difícil de asimilar. No te cae la ficha", admite.

Fontanini sólo recibió críticas positivas de ese show, que se concretó porque el propio Steven Tyler los eligió a ellos entre 10 opciones. Más allá de que estuvieron muy distantes de sus ídolos, que vinieron con su "circo", pudieron sonar a la par y hasta usar las pantallas gigantes. "Fue un honor. Generalmente pasás mal; te dan un lugarcito, no sonás igual y no entiendo por qué, porque si te ponen de telonero para ahorrarse unos cuántos pesos de impuestos que tendrían que pagar, estaría bueno que se pudiera disfrutar ese show", opina, aunque su saldo es más que bueno: "fue una experiencia espectacular. Y siempre tuvimos la oportunidad de tocar en lugares grandes y es distinto a todo, tiene una magia diferente".

Tomando esto como ejemplo y punto de partida, admite que trabajar de músico, aunque él no viva exclusivamente de eso porque sus otros trabajos le gustan demasiado, ha mejorado "muchísimo", en su caso por los años que lleva en la escena y por las obras compuestas. Igual es optimista: "hoy por hoy es un país que si sos músico de vocación podrías vivir de la música, aunque tal vez tengas que compensar por algún lado".

Antes, las cosas eran distintas no sólo en ese sentido. Cuando él empezó con Snake, en 1995, se encontró con que las bandas que copaban la escena no tenían relación entre sí. "Eran todos mundos separados, no había unión, un bloque de poder compartir cosas con otros. Me llamó la atención crecer en un mundo en el que te decían: ‘qué bueno lo que hacés', pero nadie te decía: ‘qué bueno lo que hacés, ¿vamos a hacer algo juntos?'", revela.

"Por suerte", dice, las cosas empezaron a cambiar. Se rompieron cadenas, se dan químicas, se comparten cosas buenas y malas: "es como una unión de átomos que está cada vez más comprimida y tiene más fuerza. Así ha crecido la escena musical, gracias a que los músicos han tenido esa actitud de abrirse".

No sólo esos recuerdos le quedan del pasado, porque en el uruguayo pueblo chico los excesos no fueron ajenos. "Un joven entre los 16 y los 25 experimenta montones de cosas, más si hacés música y estás de gira, y más si estás tocando en un escenario en un lugar donde hay un montón de jóvenes que están experimentando contigo. Y más, todavía, si tenés un poco de éxito. Vivimos cosas muy fuertes", admite, aunque no le pone carga negativa: "experimentar e ir un pasito más allá es vida, porque si te quedás en el mismo lugar no te la jugás por nada. Y hoy por hoy es tiempo de jugarse. Cada uno sabe adentro suyo lo que tiene, y si tiene que alimentarlo o no. A veces puede ser complicado pero fácil no hay nada en la vida, y las cosas fáciles te aburren. Está bueno darse con algo distinto, que cuesta y te hace crecer".

"Sin dudas el diablito más lindo siempre es el de la diversión, pero yo he tenido la suerte de encontrar cosas que te llenan no en la noche, y eso me marca", confiesa Marce, que parece desenterrar una imagen de su mente: "mientras nosotros nos quedábamos componiendo canciones toda una noche, por supuesto que tomando algo, los demás estaban todos bailando o levantándose minas, y éramos los bichos raros que estaban engendrando sueños".

"Pero la música no es para cualquiera", dice quien además de seguir engendrando sueños escucha cosas como Magic, Martino, Mateo Moreno, Muse, System of a Down, tango y más. "Es un camino muy pesado y tenés que estar bien de todos lados, porque si te reventás te quedás sin voz, si estás mal físicamente no resistís los toques, si estás mal psicológicamente no podés componer. Tenés que ser una persona equilibrada internamente", asegura.

El equilibrio fue su herramienta para hacer carrera y estar hoy presentando un disco, ya trabajando en el próximo y en uno nuevo de Snake, e ilusionándose con hacer un show gratuito en algún escenario sobre la rambla. "Es a lo que vinimos al mundo, a hacer canciones, y hay momentos en que estás más inspirado y salen con facilidad. Este es un momento de producción y se viene con todo", vaticina, antes de adelantar que tiene intenciones de explorar por la veta de canciones como "Feeling good", el bonus track de su disco, un clásico interpretado por Nina Simone y que a él le queda muy bien. "Tiene unos falsetes y toda una expresión; estás muy expuesto con un piano y me sedujo mucho hacerlo de esa manera tan íntima y poder mostrar que también tengo esa faceta de cantante despojado de instrumentos", resalta.

Má allá de la experimentación y el despojo, Marcelo todavía tiene dificultades para escuchar su trabajo, aunque lo hace para poder seguir avanzando. "Trato de encontrar el punto de que me guste para poder escucharme, pero lo más difícil de una persona es salir de uno mismo para verse o escucharse desde afuera. Es el ejercicio que estoy haciendo ahora, como autocrítica. Es una cosa un poco confusa pero linda de hacer", afirma.

Foto: Eugin Core

Ahora, cada vez que escucha este disco, se encuentra más a sí mismo. "Lo difícil es verse desde afuera, y yo estoy pudiendo. Ver lo que soy realmente, aceptando que soy muchas cosas, que tengo la libertad de poder hacer lo que quiera disfrutándolo y sin importar lo que digan los demás, porque lo que importa es ser feliz porque la vida es corta. Y cuanto más cosas adrenalínicas tenés, más rápido pasa. Hace dos minutos estaba en el liceo y ahora estoy acá. Pero estuvo todo tan bueno y tan rápido pasó que me impulsa a hacer las cosas. Sin cadenas: disfrutemos, hagamos lo que sentimos, pasemos el cernidor y saquemos todos esos problemas, cosas que a veces uno mismo se pone. Es fundamental poder despojarse", afirma.

Despojado, no tiene inconvenientes en definir a este disco, el primero de muchos que vendrán, según espera: "tal vez a este le podamos llamar pop, pero a mi forma de verlo es un disco muy moderno que no se encasilla en ningún estilo, sino que hace y dice lo que siente con mucha naturalidad y se la banca".

Marcelo Fontanini presentará "Marce Fontanini" el próximo 6 de diciembre en la Sala Zitarrosa.

Belén Fourment | Montevideo Portal
belen.fourment@montevideo.com.uy