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Entrevistas

La tierra prometida

Entrevista con embajador uruguayo en Palestina

Montevideo Portal entrevistó al embajador uruguayo en Palestina, Enrique Ribeiro, quien contó cuáles son los planes de nuestro país en el vínculo con el país árabe y habló de su primer viaje a Cisjordania. Por Pablo Méndez.

26.11.2014 18:07

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2014-11-26T18:07:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

Enrique Ribeiro nació el 05 de junio de 1955. Es egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales -Universidad de la República obteniendo los Títulos de Procurador y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Ingresó por Concurso de Oposición y Mérito en el Servicio Exterior de la República en el año 1983. Fue Cónsul General de la República en Bolivia con sede en Santa Cruz de la Sierra, Ministro Consejero en La Haya, en Santiago de Chile y Secretario de la embajada en Buenos Aires.  En agosto de este año, fue designado por el canciller Luis Almagro como embajador uruguayo, en lo que será la Embajada uruguaya en el país árabe.

 

¿Cuándo fue por primera vez a Palestina?

Por instrucción del Sr. ministro el Dr. Luis Almagro se realizó una misión oficial del 8 al 20 de agosto. Esa misión oficial se hizo conjuntamente con el embajador Nelson Chabén, que es el embajador concurrente de Uruguay ante Palestina; él está abriendo la Embajada de Emiratos Árabes Unidos. Yo voy a ser el primer embajador residente de Uruguay ante el Estado de Palestina.

Esa misión conjunta tiene como antecedente la visita histórica que hizo el canciller Luis Almagro en abril de este año; fue la primera vez que un canciller de la República visitó el Estado de Palestina, esa visita se hizo meses antes. Entre varias cosas que se hablaron allí, se habló de la apertura de la Embajada del Uruguay en Palestina y de una Embajada de Palestina en Uruguay. Uruguay asumió el compromiso de abrir primero e inmediatamente después de eso abre Palestina en Uruguay. Las dos cosas están ya en trámite.

 ¿Por qué cree que recién en 2014 un canciller uruguayo visita Palestina?

La política exterior uruguaya en relación a los países árabes ha tenido un giro que podríamos llamarle innovador, de mayor apertura y de mayor vinculación. Uruguay en 2008 abrió la Embajada en Qatar, luego el consulado general en Dubái, ahora recientemente se abrió la embajada de Uruguay en Emiratos Árabes. En la medida en que Uruguay reconoce a Palestina como Estado en el año 2011, empieza una serie de procesos y profundización de la relación y acercamiento, y eso lleva a que Uruguay cambie su voto en los organismos de Naciones Unidas, se reconozca a Palestina como Estado observador, con el voto de 198 países. Luego, el Estado de Palestina ingresa a la Unesco, también con el voto favorable de Uruguay.

Hoy tenemos Qatar, Emiratos Árabes y Palestina. También como anterioridad tenemos en Egipto, hace muchos años, y en el caso de Israel tenemos Embajada desde la década del 50. Estamos teniendo una mayor presencia en la zona.

La apuesta es a generar una profundización del relacionamiento bilateral, un mayor acercamiento político, una mayor comprensión de mundos distintos con la expectativa de que eso tenga una repercusión a nivel comercial. Pasa una cosa curiosa: que en el mundo árabe, más allá de las diferencias que puedan tener entre ellos, si vos como país tenés una Embajada en Palestina pasás a ser un país categoría A para ellos. Si no tenés Embajada en Palestina, sos un país categoría B para ellos. Una cosa son los árabes del Golfo, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Qatar; otra cosa distinta son los sirios, los libaneses, los palestinos, los jordanos, los egipcios. El abrir la Embajada de Uruguay en Palestina nos da como país un mejor posicionamiento, con expectativas de generar otro curso de acciones con el resto de los países en el mundo árabe.

En lo personal, ¿cuáles son sus antecedentes con el mundo árabe?

Soy un diplomático de carrera. Hace muy poquito que el Uruguay procura tener un mayor relacionamiento y mi contacto es muy escaso. Estuve en Turquía, en una misión oficial de más de 20 días, y después en otra misión oficial en Jordania, que estuve 14 días, todo eso en el 2012.

¿Se esperaba este nombramiento?

La verdad que no. Pero cuando el ministro me lo propone, él me argumentó el desafío funcional que significaba y la capacidad de manejo para situaciones difíciles que él entendía que yo tenía. Sin duda alguna que abrir una Embajada en Palestina tiene una serie de connotaciones y situaciones especiales.

¿Con qué se encontró cuando llegó allá?

Es una zona de conflicto y de alta sensibilidad. Hay momentos de mayor enfrentamiento y hay otros momentos como ahora que las cosas están en calma y hay una tregua. Palestina, la Tierra Sagrada, es un pedazo de la tierra que desde hace miles de años viene siendo disputada y está en conflicto, con un eje transversal allí. Ahí conviven cristianos, musulmanes, judíos, cada uno con su religión, con sus creencias y convicciones. Y en el caso de Palestina, depende del momento histórico de donde se parta para llevar eso a un territorio. Si nos ubicamos en el año 1947, 1948, cuando se crea el Estado de Israel, concomitantemente Naciones Unidas también crea el Estado palestino, y ese Estado palestino tenía delimitadas sus fronteras, pero los países árabes no reconocían la constitución del Estado de Israel y ahí vino la primera guerra árabe - israelí. Con el paso del tiempo, la situación se fue deteriorando en beneficio de Israel y hoy Palestina está dividida en dos territorios que no están unidos entre sí.

Tenés la Franja de Gaza y Cisjordania. En total son 6.540 kilómetros cuadrados. Uruguay tiene 176 mil. Es una cosa muy chiquita, con una historia riquísima y milenaria. Ahí ha sucedido lo que te imagines, es algo conmovedor toda la historia que tiene ese pedacito de tierra y ahora nos toca a nosotros como funcionarios diplomáticos uruguayos abrir la Embajada del Uruguay.


¿Cuáles son los elementos que más le llamaron la atención del viaje?

Es un viaje largo, porque hay que hacer escala en Europa. Esta vez ingresé por Jordania, por Amán, donde Uruguay tiene un consulado honorario y con el apoyo del cónsul crucé la frontera jordano-israelí-palestina. Él me acompañó. El cruce de esa frontera es complejo, es un cruce de frontera especial porque del lado israelí hay una presencia militar muy fuerte. Tu tenés que pasar por distintos controles de las autoridades militares israelíes, todo con mucha corrección, de manera muy educada, pero el paso de esa frontera es complicado, lleva su tiempo.

Nos llevó unas cuatro horas cruzar. De Amán a la frontera son 50 kilómetros, hacés los trámites aduaneros y migratorios para la salida de Jordania y ya ingresás en territorio controlado por los israelíes y tenés que ponerte a disposición de las autoridades militares. Es un paso por el que cruzan miles de personas por día, todo muy bajo la autoridad militar israelí, muy controlado.

Pasando esa frontera llegás a Jericó, la ciudad más antigua del mundo occidental, que es un pueblo de 50 mil personas, y ahí te recibe la Autoridad Nacional Palestina. De ahí nos trasladamos en auto a Ramala, que son más o menos unos 40 kilómetros.

En el trayecto ese se ve un cielo muy despejado, muy limpio. Fue lo primero que miré: yo viví en Holanda varios años y le doy mucho valor al cielo. Cuando no tenés sol, psicológicamente afecta un poquito y es algo depresivo. Después es un paisaje de serranías, árido y hace bastante calor. No quiere decir que sea caluroso todo el año, tiene cuatro estaciones con un invierno más benévolo que Uruguay.

¿Cómo será su movimiento por el territorio palestino?

El Estado Palestino está compuesto por dos territorios que no están comunicados entre sí. La Franja de Gaza está administrada por un partido político que se llama Hamas y Cisjordania está administrada por la Autoridad Nacional Palestina, que tiene como antecedente la OLP de Arafat. Yo como embajador me voy a acreditar ante el Estado de Palestina y voy a tomar contacto con la ANP y el presidente Mahmud Abás
. En Cisjordania la principal ciudad es Ramala, la capital provisoria. La capital reclamada es Jerusalén oriental. Tenés que tener la oficina, la sede diplomática en Ramala y al reconocer al Estado de Palestina también reconocés que la capital reclamada es Jerusalén oriental. La residencia de los diplomáticos es en la parte palestina de Jerusalén. Vivís en Jerusalén palestino y trabajás en Ramala, la distancia es de 20 kilómetros pero es una zona administrada por la autoridad militar israelí, de manera que tenés controles militares para el ingreso y la salida. La libertad y la movilidad física son bastante restringidas. Siempre estás sometido a muchos controles militares, porque entre una ciudad y otra de Palestina hay administraciones israelíes que intervienen.

Cuando yo me traslade de Jerusalén a Ramala voy a tener que pasar por los puestos de control militar israelíes. Todos los palestinos que viven en Jerusalén oriental tienen que pasar por esos controles, que son como uno no está acostumbrado, casi te diría intimidatorios, pero el problema mayor es el embotellamiento de vehículos, se hace como un embudo y pasan de a uno. También en alguna oportunidad puede ser que te revisen el auto, pero eso depende de la situación que se viva en el momento. Si hay un agravamiento del conflicto, los controles son más severos.

Ramala es una ciudad pequeña, de 300 mil habitantes, con partes bonitas, más bien baja, pero hay edificios que ya tienen visos de modernidad importantes. Hay cierta arquitectura moderna con edificios con vidrios de 20 pisos.

  

¿Qué se habló en el encuentro con la ANP?

Nosotros íbamos en misión oficial con un objetivo muy claro, instruido por el canciller, que debíamos avanzar a como diera lugar en la apertura de la Embajada. Obviamente que lo primero que hicimos al arribar a Ramala fue presentarnos ante las autoridades del gobierno de la ANP, en este caso el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ahí mantuvimos reuniones con la dirección de protocolo, el director de América y el subsecretario, que nos recibió muy amablemente y expresó su beneplácito a la actitud de Uruguay en general y de los países de Latinoamérica al asumir una actitud muy fuerte en apoyo y reconocimiento al Estado de Palestina. Básicamente, lo que se conversó en esa reunión fue la instrumentación y el avance de las aperturas de las embajadas.

¿Cómo buscaron el local?

 

En cualquier otra ciudad del mundo sería mucho más sencillo. En Ramala, por norma general, hay ciertas limitaciones: la oferta de locales es reducida, de diversa calidad y cara. Hay que tener en cuenta que en Palestina hay 28 misiones diplomáticas, no son pocas. La Cancillería palestina nos dio un apoyo con un vehículo y un funcionario, que nos fue mostrando diversos locales con el compromiso de pagar un arriendo a su propietario.

Tuvimos mucha suerte, porque en un almuerzo entré en contacto con un palestino, que resultó ser el dueño del hotel en donde estábamos alojados y a su vez era el dueño de un centro de convenciones que se estaba inaugurando, y le planteamos nuestra necesidad y combinamos para ir a ver el Centro de Convenciones. En definitiva, terminamos haciendo un contrato de arrendamiento en ese centro de convenciones con una característica bien interesante y muy práctica, que es a través de un sistema de llave en mano. La oficina conforme a los planos va a tener todo los elementos, no solo de mobiliario sino todos los elementos para poder trabajar de manera plena, nosotros solo llegamos con las llaves para abrir la puerta. Le dije que no estaba en condiciones de salir a comprar el mobiliario, de colocar internet, de salir a comprar las computadoras, “porque me va a llevar un tiempo muy grande, y como usted tiene un hotel capaz que podemos armar una oficina, llave en mano”. Al principio él no entendía, pero se logró hacer una lista de todas las cosas que se precisan, desde la central telefónica, archivadores, escritorios, sillas, y se acordó todo. Firmamos un contrato a un precio increíble para la zona y para las características del contrato llave en mano: 2.200 dólares, 200 metros cuadrados en el mejor edificio de Ramala, de 25 pisos. Es el edificio más alto y más moderno de la ciudad. Y está cerca de lugares emblemáticos, como el monumento a Yasir Arafat y de toda una zona nueva que se está construyendo, donde va a ser la nueva sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. 

Yendo a la gestión, ¿qué puede ofrecerle Uruguay a Palestina?

La apertura de la Embajada de Uruguay en Palestina es una actitud positiva de Uruguay hacia esos países del mundo árabe. Hay distintos ejes principales para trabajar en Palestina y a su vez los palestinos acá en Uruguay. Por un lado está el eje político, el eje temático económico -comercial y el último sería la cooperación y la asistencia técnica. Esas serían las tres principales áreas para desarrollar. Después hay una más que es toda el área consular, que en principio la pondríamos en funcionamiento el año que viene.

En el área política va a ser donde mayor trabajo vamos a tener. Eso es una tarea que requiere nutrirse de información a través de las autoridades, de empresarios, de la sociedad civil, para poder hacer una evaluación y análisis de la situación. Qué pasa en el tema palestino, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, qué seguimiento se le puede hacer a una eventual demanda que podría hacer Palestina por violación a los DDHH contra Israel ante la Corte Penal Internacional. Todo ese tema político.

¿Implica tener buenas relaciones con Hamas? Vázquez en la B'nai B'rith dijo que Hamas es terrorismo.

El Estado palestino tiene dos partidos políticos mayoritarios. Hamas es uno y la ANP es otro. Ambos partidos han tenido una relación conflictiva pero en definitiva se necesitan, se precisan. Tienen objetivos distintos. Cuando uno empieza a hablar de Palestina es tan particular, tan especial que requiere mucha noción de historia, conocer geografía. Cualquier explicación puede ser excesivamente compleja o entreverada. Hamas es una organización política que en su creación tiene el no reconocimiento del Estado de Israel. Es un punto de partida complejo. La Autoridad Nacional Palestina, por el contrario, reconoce el Estado de Israel. La ANP entiende que las gestiones y los avances para profundizar las negociaciones, el proceso de paz y la delimitación de su propio territorio están en ir acumulando gradualmente fuerzas en el sistema multilateral de Naciones Unidas.

Esas en síntesis son las dos diferencias que tienen las fuerzas políticas. Hamas tiene a su vez un brazo armado, que son las milicias, y a través de esas milicias se enfrenta con Israel y son los actores de estos últimos sucesos de público conocimiento, que llevaron a la destrucción masiva de la Franja de Gaza. Uno no puede ingresar a la Franja de Gaza así como así porque está rodeada por Israel y por el mar Mediterráneo. Israel tiene un bloqueo comercial y económico a la Franja de Gaza.

¿Es posible llevar ayuda humanitaria a través de la Embajada?

Ahí está trabajando Naciones Unidas de manera muy intensa, pero siempre a través de la autorización que le da la autoridad militar israelí para poder ingresar a Gaza, a través del plan mundial de alimentación, a través de la Cruz Roja Internacional.

Dentro de los ejes de trabajo, en el área política hay un aspecto muy importante, que es el tema humanitario. La idea que tenemos nosotros es de coordinar con las demás embajadas latinoamericanas para generar entre todos un grupo que nos permita aportar cada uno alguna solución y poder atender en la proporción que se pueda la crisis humanitaria que hay en Gaza. Requiere una reconstrucción de 5 mil millones de dólares. Más allá de la tregua, la situación sigue siendo compleja. No hay una sola central eléctrica, los hospitales estaban funcionando sin luz, volaron todo el sistema de agua potable.

Una de las cosas que podemos colaborar rápidamente es con la planta potabilizadora de agua. Hay muchas cosas que se pueden hacer pero, claro, en nuestra proporción y en nuestra escala. Después hay acciones de cooperación y asistencia técnica que pueden ser muy importantes: hay ya firmado en esa visita que realizó el canciller Almagro un acuerdo de asistencia técnica, en el área agrícola. La ANP tiene los recursos muy limitados, más tomando en cuenta que está apoyando a la Franja de Gaza, por eso nosotros pensábamos poder gestionar acuerdos triangulares. Uruguay provee técnicos o da cursos de capacitación, lo financia el país árabe y el beneficiario es Palestina. Hay un acuerdo de ese tipo en curso con Qatar. Voy a impulsar un acuerdo similar con Emiratos Árabes.

¿Qué otros temas de cooperación podría haber además del agrícola?

Es un Estado en construcción, toda ayuda que se le pueda proporcionar, humanitaria o técnica, va a ser siempre bienvenida en cualquier campo. En materia agrícola, nosotros somos fuertes y tenemos cierta ventaja comparativa. Veremos lo que calza para Palestina, el tema agrícola, lechería, el arroz, hay mucha cosa. Para mí es un desafío enorme a nivel diplomático. Soy consciente de que la tierra palestina en este momento quizás sea una zona caliente del planeta, pero yo voy con mucha convicción y con mucha esperanza de que las cosas y las negociaciones avancen y que se pueda ir consolidando la paz, a los efectos de que toda esta gente viva en mejores condiciones. Si eso va lentamente ocurriendo, la Embajada va a poder desarrollar el plan de acción que tiene. En materia comercial, hay que tener en cuenta que Palestina importa todo, prácticamente no tienen operaciones de comercio exterior, tenemos infinidad de oportunidades en materia comercial. Ellos son 4.5 millones de personas.

El canciller recibió presiones o críticas por su gestión, por parte de organizaciones israelíes. ¿Cree que Israel presione para poner un palo en la rueda a su gestión?

No corresponde interpretar que la apertura de una Embajada de Uruguay en el Estado de Palestina, así como las posturas que ha tenido Uruguay favorables al reconocimiento del Estado de Palestina en los organismos internacionales, sea un gesto o una actitud en contra de Israel.

Yo me tengo que ocupar de Palestina. Voy a ser embajador de Palestina y tengo que desarrollar la Embajada del Uruguay ahí y cumplir o procurar cumplir con un plan de acción y de trabajo que tenemos en mente en función de distintas evaluaciones de lo que podemos hacer en el plano político, económico, humanitario y de cooperación. Y el año que viene en materia consular. Eso es a lo que yo me tengo que dedicar. Voy a convivir con los israelíes, porque voy a vivir, como viven todos los embajadores y los demás diplomáticos que trabajan en Ramala, en Jerusalén. Hay un montón de acontecimientos que aparecen en el mundo que a nosotros nos resulta difícil comprender porque no forma parte de nuestra historia como Estado.

El Uruguay fue de los primeros países que votó el reconocimiento del Estado de Israel en 1948. Tenemos con Israel una relación de fraternidad y respeto y tenemos negocios importantes, tenemos una comunidad israelí muy importante en Uruguay. De manera que la actitud de Uruguay con Israel siempre ha sido amistosa. Ahora, se puede tener distintos puntos de vista sobre un tema particular. Yo en mi familia a veces discrepo con mi hijo y cuando vivían mis padres a veces discrepaban conmigo y yo con ellos, y sin embargo éramos familia. Acá es lo mismo. En 2011 el Estado uruguayo reconoce al Estado de Palestina y a partir de ese reconocimiento era natural que se diera un proceso que fuera llevando a que en algún momento íbamos a abrir una embajada. Está lejos del ánimo del gobierno que esto sea algo “en contra de”. 


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