Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Sonaron

Gaviota sorda da al traste con sistema ahuyenta aves de Catedral de Barcelona

Una gaviota sorda arruina el sistema para ahuyentar aves de la Catedral de Barcelona, obligando a las autoridades a recurrir a otro método para alejar a las aves.

22.12.2014 08:51

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2014-12-22T08:51:00-03:00
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La Catedral de Barcelona debió revisar su método para ahuyentar a gaviotas y palomas urbanas, algo muy importante para preservar el patrimonio arquitectónico, porque sus excrementos dañan la composición química de los materiales y puede llegar a imposibilitar su reparación. El nuevo sistema consiste en un cableado tendido por todo el exterior del edificio, que da una descarga eléctrica al ser tocado.

Se trata, de hecho, del tercer método que prueba la Catedral, como explica el Arzobispado de Barcelona en un comunicado citado por La Vanguardia. La primera táctica consistía en una grabación de audio que reproducía el graznido de ataque de las gaviotas, pero falló por una divertida casualidad. Una de las gaviotas que acudía con frecuencia al templo era sorda. Como no oía el sonido disuasorio, seguía posándose tranquilamente en los pináculos del templo catalán. El resto de las gaviotas estaban atemorizadas por el sonido, pero al percatarse de que su congénere no sufría ataque ni daño alguno al posarse sobre la iglesia, "siguieron sus pasos y, de nuevo, toda la fachada quedó llena de guano", explica el Arzobispado.

El segundo método para ahuyentarlas fueron las típicas líneas de púas metálicas. Al principio funcionaron muy bien, pero poco a poco las aves "comenzaron a llevar ramas y basura para hacer sus nidos y se establecieron de nuevo" porque ya no se pinchaba. Finalmente han optado por el sistema eléctrico, que de momento da muy buenos resultados. "Es una descarga pequeñísima, que no las mata ni les duele, pero que resulta suficiente para asustarlas", explica el canónigo de la Catedral Josep Maria Martí Bonet.

Martí subraya que los excrementos "son fatales" para el patrimonio y que la limpieza exhaustiva que se realizaba en la Catedral resultaba muy poco efectiva porque "en una semana volvía a estar sucia". "¡Las gaviotas, además, son anticlericales!", exclama. "Sabían que soy capellán y siempre que subía me dejaban su regalo, un excremento que me caía en la cabeza", recuerda entre risas. "En cambio ahora tienen miedo y gracias a Dios tenemos la Catedral limpia, pulida, bonita... ¡y sin gaviotas ni palomas!", concluye.

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