Defensor por su primera final copera

La historia comenzó allá por 1960, con la creación de la Copa Libertadores de América y el campeonato para Peñarol. Son los equipos grandes del país charrúa los que abarcan los títulos uruguayos en esta competición: el conjunto carbonero tiene cinco (60, 61, 66, 82 y 87), mientras que Nacional logró la corona en 1971, 1980 y 1988.

Los equipos uruguayos mantenían, por esos años, una gran reputación lograda a base de éxitos deportivos. Esa reputación no se ha acabado, pero sí ha disminuido: desde aquella copa que lograron los tricolores en 1988, ningún club de por esos lados ha logrado el campeonato.

La crisis se agrava más si se considera que desde las semifinales alcanzadas por Danubio en 1989 ningún equipo de Uruguay alcanzó esa instancia durante dos décadas, hasta que Nacional en 2009 perdió frente a Estudiantes de la Plata.

Pero en los últimos años la historia ha empezado a cambiar: los clubes de este país ubicado “en una esquina importante”, según dice el presidente José Mújica, empezaron a volver a ganar terreno en las contiendas continentales.

El primero en resurgir de las cenizas fue el conjunto albo en 2009. Nacional, de la mano de Nicolás Lodeiro y el argentino Ángel Morales, consiguió llegar a las semifinales después de dejar por el camino a equipos como River Plate de Argentina en la fase de grupos.

Después de superar esa fase, en octavos le tocaba jugar frente a San Luis de México, pero por cuestiones vinculadas a la gripe aviar que afectaba al país azteca en aquel momento, la CONMEBOL le obligó a no participar de esta llave, y Nacional avanzó a cuartos en donde venció a Palmeiras de Brasil. Después, la historia es conocida y el Bolso cayó frente a Estudiantes de la Plata, que luego se transformaría en el campeón de aquella Libertadores 2009.

En ese mismo año, el River Plate uruguayo dirigido por Juan Ramón Carrasco sorprendió a todos. Con su juego ultra ofensivo y con un excelente trato por el balón, los de JR eliminaron a Blooming de Bolivia, a Vitória de Brasil en octavos, y a un grande de Argentina como San Lorenzo por penales para llegar a las semis y caer con la Liga de Quito, quien también después sería el campeón de aquella Copa Sudamericana.

Tuvieron que pasar dos años para volver a ver a un club charrúa en una instancia decisiva. El último fue Peñarol, en la Copa Libertadores de 2011. Con Diego Aguirre como cabeza táctica, y de la mano de una férrea defensa y un ataque vertiginoso, los aurinegros lograron llegar a la final de la competición, perdiéndola frente al Santos brasileño. Los mirasoles dejaron por el camino a equipos como Liga de Quito, Independiente, Internacional de Porto Alegre (el campeón defensor de ese año), Vélez Sarsfield y la Universidad Católica de Chile.

Ahora es el turno de la viola. El equipo de Punta Carretas tiene una oportunidad única de lograr escribir la historia, como en 1976, cuando le dio un giro a la trayectoria del fútbol uruguayo consiguiendo el campeonato de primera división, que fue el primero del profesionalismo no ganado por Peñarol ni Nacional. Claro que esta vez no compite con consagrados campeones como tricolores y aurinegros, sino que buscará la gloria contra clubes que tampoco la han saboreado.